Miércoles por la mañana, Nerea se levanta sobresaltada, se
le ha olvidado quitar el despertador, la joven se levanta soñolienta pero con
ganas de comenzar un nuevo día.
Ayer se lo pasaron en grande y hoy se lo pasarían mejor,
quería ser la diosa de la noche el
viernes en Pacha, ligar y disfrutar como una enana.
A la misma hora en otro lugar de la ciudad Airam no ha
dormido nada se ha pasado la noche pensando en ella preguntándose si ella le echará de menos.
Coge el móvil, lo enciende, en la oscuridad la luz del móvil
es cegadora, su nuevo LG táctil es precioso, pone el código PIN, su foto de
fondo es muy antigua son el y Aroa, abrazados como dos enamorados que estarán
así para siempre...
En ese mismo momento en un lugar a las afueras de la ciudad
el móvil de Aroa se enciende en la oscuridad de la habitación.
Será Nerea, piensa Aroa, lleva toda la tarde molestando y es
capaz de hacerlo a las ocho de la mañana. Coge su móvil, lo mira, un nuevo
mensaje, es el, es Airam, ¿pero cómo?
Lo abre, con miedo de lo que pueda poner y lee detenidamente
el SMS de su exnovio, del cabrón que la hizo tantísimo daño desde tan lejos y
que jamás la tubo como su princesa, su
chica.
Las cuatro chicas han quedado a las doce del mediodia,
comerán fuera y se lo pasarán en grande, pero no todas van contentas al centro
comercial, Aroa, pensativa, relee el SMS
de Airam:
-Aroa, se que me
quieres, se que soy yo y ninguno más,
déjame demostrarte
que te quiero, decirte lo que vales
para mí. Te quiero
mucho amor...
Llega allí, las otras tres amigas ya están en la puerta
esperándola y notan la cara que trae Aroa, notan que no esta bien y que
necesitan hablar...
Son las doce y veinte Airam lleva toda la mañana
esperando la respuesta del SMS de Aroa,
no se puede tirar toda la mañana así, necesita trabajar en algo tener la mente
ocupada, además está a dos velas, ya está decidido iría a pedir trabajo, no
sabe ni donde ni de que, pero cualquier cosa le serviría para no pensar en
ella, para no pensar en su corazón roto en mil pedazos, para no pensar que el
fue el culpable de aquella ruptura...
En un centro comercial llamado Isla Azul , cuatro chicas
quinceañeras se dirigen a un Starbucks, Aroa, nos está muy contenta y Ana,
Nerea y Paula están preocupadas.
Llegan allí, se sientan y como siempre Paula es la primera
en romper el hielo, en comenzar ha hablar.
-Aroa, ¿qué te
pasa? Ayer no estabas así y hoy pareces destrozada.
Aroa sin decir ni una sola palabra le muestra el móvil a sus
amigas con el SMS en la pantalla.
-¡Pero como puede
tener tanta cara!- dice Ana-¡Él fue el que lo jorobo todo! Aroa no le hagas ni
caso...
-Tiene razón Ana,
Airam es historia Aroa-dice Paula enfurecida, no se acaba de tragar que Airam
sea así de capullo y que le haga tanto daño a su amiga.
-Bueno-dice Aroa
más calmada- Hemos venido a comprar ¿no? Pues vámonos, ¡vamos a divertirnos y a
olvidarnos de nuestros problemas!
-Bien dicho- dicen a coro las otra tres.
-Bien dicho- dicen a coro las otra tres.
Las cuatro chicas se dirigen decididas a la primera tienda:
New Yorker. Una tienda grande, bonita y con música a tope. Nerea pensaba en su
amiga y en su exnovio. Paula en que tan solo tiene cincuenta euros y no sabe si
la llegará. Pero Ana no piensa en las desgracias de su amiga Aroa, ni en si
tiene suficiente dinero, no, ella iba pensando en su madre, enferma de cáncer,
en su padre desbordado por la noticia, en el novio que no tenía y en que nada
de esto lo sabían sus amigas.
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